Concentración. Como no podría ser de otra manera, lo primero es despejar la mente para realizar el preestudio, el estudio y el postestudio. "La mente estará solo ocupada por el tema que ocupará el tiempo de estudio. De ser necesario, hay que ocultar lo que pueda distraer", aseveró Luca.
Inspección. Tal como si se tratara de un investigador privado, el siguiente paso es examinar y reconocer lo más importante, de lo que se va a estudiar. "En este punto, se deben detener en los títulos más resaltantes de lo que se aprenderá", sostuvo Paredes.
Interrogación. "Luego de reconocer el terreno, se deben formular preguntas de los datos procesados, las cuales serán respondidas al finalizar la lectura", indicaron los expertos, a tiempo de indicar que buscar las respuestas nos servirá como incentivo para tomar más interés.
Lectura. Para Luca, en esta etapa se va en busca de las respuestas de las preguntas hechas previamente. "Por esa razón, se incrementa el interés. Al finalizar esta parte de trabajo, se deberían obtener conclusiones generales que servirán para entender y de esa manera, aprender el tema en su totalidad", señalaron los docentes.
Producción. En este proceso, la imaginación juega un papel muy importante. "Se debe crear una imagen o idea de lo que se pide aprender. Por ejemplo, si es historia, recrear situaciones de lo que se conoce; si es anatomía idealizar "gráficamente" en la mente, la composición de cierta parte del cuepo humano, etc", apuntó Luca.
Repaso. Luego de haber entendido el tema tratado, "sigue la etapa que servirá para que lo aprendido no pase al olvido. Para ello, debe repetir lo comprendido constantemente, no memorizar, solo repetir las cuestiones más difíciles, para encapsularlo y reconocerlo", sugirió Luca.
Evaluación. Esta es la cereza del pastel, puesto que permite saber cuánto se aprendió y si ha sido de manera eficiente. Los especialistas recomiendan que lo haga con ayuda de alguien más e incluso una autoevaluación.
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