Estudiantes de Contaduría Pública de la UAGRM llegaron al albergue "Dios Nos Ilumina" que funciona provisionalmente en una escuela del barrio 12 de Octubre. Los mismos llevaron alimentos, colchones, ropa, y a cantarles villacincos, pues en esta Navidad, la solidaridad vale oro, dice Beatriz Gutiérrez.
"Quieran a sus padres y a sus madres", les dice doña Estela a los chicos y don Oswaldo Arias, de 71 años remata, "tengo seis hijos y nadie viene a verme".
"Les trajimos colchones, le echan agua, van a dormir bien", les dice la universitaria Yusselín Melgar, mientras un viejito en silla de ruedas se queja por no haber ido al baño en tres días y a doña Estela le comunican que don Joaquín no pudo levantarse de su cama porque está con fiebre.
Doña Estela cuenta que ese asilo funciona porque "Dios quiere" ya que no tienen ayuda ni del Gobierno nacional ni autoridades locales y han sido echados a la calle en nueve oportunidades. La última vez fue de una sede del barrio Cordecruz.
"Aquí es donde se ven las necesidades para que la palpen en la realidad', dice uno de los docentes.
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