lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Y ahora qué carrera estudio?



Mario, de 20 años, ya experimentó con dos carreras universitarias y en ninguna se sintió cómodo. Estuvo un semestre en cada una de ellas y al final perdió su tiempo porque las terminó abandonando. Ahora está analizando qué es lo que más le gusta y se detuvo a pensar en algo que nunca antes se le había ocurrido: qué carrera va acorde con su personalidad.
Su padre le dijo que la tercera es la vencida y que le dará la última oportunidad para elegir la carrera adecuada. “Si no le gusta, será la última inversión que haga en él. Luego tendrá que buscar en qué trabajar, porque tampoco puede quedarse toda la vida probando nuevas profesiones”, se dice a sí mismo muy molesto.

“No sé qué carrera elegir... Me gustan muchas cosas o no me gusta nada... Estoy confundido, ¿elijo lo que me gusta o lo que me conviene? ¿Qué quiero para mi vida?” Estas son algunas de las interrogantes a las que se enfrentan los bachilleres al momento de tener que tomar una decisión y elegir una carrera.

Los especialistas coinciden en que la elección de una carrera profesional implica un reto para los jóvenes que egresan y lo deben enfrentar con buena información, adecuada orientación y el conocimiento pleno de sus habilidades, esto con el objetivo de lograr una mayor satisfacción en sus estudios universitarios y reducir los niveles de deserción que se pueden dar.

Criterios a la hora de elegir
La sicopedagoga Cynthia Rivero dice que al elegir una carrera entran en juego diferentes factores como habilidades personales, es decir que algunos son mejores para los números, otros para hablar en público o para la música, etc; también está la identificación con personas o personalidades, o sea que quisieran ser como tal o cual.

Además, agrega, las presiones familiares, por eso se dan familias donde hay varios médicos, músicos, carpinteros, deportistas, etc. La práctica y cercanía a algunos ámbitos de conocimiento también tienen un rol decisivo.

Otro aspecto que se debe tomar en cuenta, resalta la especialista, es el mercado laboral al que hay que analizar para poder participar activamente.
“Actualmente las personas que permanecen en una misma actividad sin hacer modificaciones tienden a caer en lo obsoleto; un entrenamiento en la creatividad, en la búsqueda de soluciones y alternativas, en los desafíos cotidianos, pueden ser grandes herramientas para su futuro”, explica Cynthia Rivero.

Similar es el criterio de la sicóloga Gisela Rivero. Afirma que hay carreras que son muy saturadas. Sin embargo, es evidente que mucho hace la calidad profesional de cada persona, si es uno más del montón o uno que se esfuerza y está en constante crecimiento.

Por ello siempre hay que tomar en cuenta que el futuro profesional piense en la especialidad y en capacitarse constantemente, dice.
Profesión y personalidad
Por otro lado, Gisela Rivero opina que es fundamental que el postulante a una carrera universitaria se conozca y tenga noción sobre los rasgos de su personalidad, y también que vea cuáles son sus capacidades y cómo ha sido su rendimiento académico en el colegio. “Uno de los errores comunes es que a los estudiantes les influye lo que otros digan, en vez de qué piensan ellos acerca de una u otra opción, si es buena, si se sentirá a gusto, si las materias exigidas van acorde con su capacidad, si tiene las habilidades requeridas para la carrera que se propone seguir, si hay las condiciones económicas para terminar y luego hacer una especialidad”, argumenta.

Lo más afín a la persona
Juan Domingo Fabbri, gerente general de Etika, manifiesta que antes de elegir una carrera, los jóvenes deben evaluar su personalidad y decidirse por lo que es más acorde y afín a ellos. Por ejemplo, ver si les gusta relacionarse con la gente, pueden optar por una carrera donde existen relaciones constantes o, en su defecto, si es una persona tímida, debe buscar una profesión que tenga que ver con los números.
“Antes de elegir, el estudiante se tiene que autoevaluar y ver si prefiere trabajar solo o se siente mejor rodeado de gente. Es decir, si a una persona no le gusta relacionarse, debe buscar carreras como Auditoría, Contaduría o Economía. Si es una persona abierta y le gusta interactuar con la gente, tiene que apegarse a las carreras como Relaciones Públicas, Comunicación Social o Márquetin y Publicidad, por citar algunos ejemplos”, aconseja este especialista en recursos humanos y desarrollo personal.

Experiencia laboral
Cuando los chicos salen del colegio, expresa Fabbri, no tienen posibilidad de darse cuenta si les gusta o no interactuar con la gente porque el 99% de ellos no tiene experiencia laboral, cuando debería ser diferente para darse cuenta sobre qué tipo de trabajo será el adecuado.
Considera que los jóvenes deben tener experiencia laboral desde los 14 o 15 años, aunque sea durante sus vacaciones para saber con qué tipo de trabajo se sentirán mejor, de lo contrario siempre habrá un margen grande de error y pueden elegir la carrera equivocada. De esta manera, se puede evitar que al terminar de formarse en la universidad se den cuenta que lo que estudiaron no les gusta para nada.
“Lo peor para una persona es que tenga que trabajar solo por el sueldo y por obligación. Si algo te gusta ponés toda tu dedicación y vas a ser muy bueno en tu profesión”, concluye.

Los padres son una guía
A su vez, Gisela Rivero indica que los padres deben estimular a sus hijos a que investiguen y no se cierren en sus opiniones que a veces son muy limitadas. “No es aconsejable que influyan sobre ellos de manera directa o indirecta. Es importante su punto de vista; sin embargo, deben respetar la elección que hagan sus retoños”, subraya.
No se trata de imponer las preferencias de los padres, sino de interpretar las de sus hijos, orientarlos, ayudarles a depurarlas y darles un cauce. Es decir, la futura carrera conlleva un diálogo en el que los padres están a su servicio y no ellos al de sus progenitores.
Asimismo, Cynthia Rivero señala que los padres deben acompañar al hijo por medio de experiencias y permitirle conocer de cerca el trabajo que realizan las personas que ejercen las carreras sobre las que muestran interés.
“Tienen que presentarle amigos que se desarrollan en esas áreas porque puede servir de mucho hacerlo participar de algunas actividades, como colaborador u observador”, remarca.

Los test vocacionales
Para Gisela Rivero los test vocacionales se los debe aplicar desde primero de secundaria con pruebas de personalidad y sicotécnicas simples para que el alumno vaya conociéndose más e ir trabajando en las áreas en las que tiene mayor dificultad

recomendaciones a la hora de decidir

Consejos de especialistas

Evaluarse a sí mismo. Antes de elegir la carrera es necesario analizarse y ver lo que pueden hacer, lo que les gusta y de lo que son capaces. Sus valores, intereses y habilidades, combinados con ciertos rasgos de la personalidad, harán que determinadas carreras resulten más adecuadas.
Hacer una lista de profesiones. Las que más les interesen y luego exploren cada una de ellas, busquen información para saber de qué se trata cada una de ellas y ver si son adecuadas a su perfil. Hablen con profesionales y conozcan más sobre las mismas.

Reduzcan la lista. Luego de haber examinado los anteriores pasos del proceso, tendrán más claridad y la lista de carreras se irá reduciendo, estando más cerca de la ideal.

Establezcan objetivos. Una vez que hayan decidido la profesión que quieren, empiecen a pensar en un plan de estudio y también en una salida laboral futura.

Un plan de acción. Una vez establecidas las metas, es momento de planear cómo alcanzarlas. Un plan de acción siempre es útil para afrontar el proceso de una carrera y para mantenerse interesados cumpliendo objetivos tanto a corto como a largo plazo.

La Preparación es desde la casa
Cynthia Rivero Elder /Sicopedagoga
La preparación para el mundo laboral debe comenzar desde casa en el día a día por medio de hábitos y costumbres. Por ejemplo, en una casa los hijos deben acostumbrarse a hacer todo tipo de trabajo, colaborando y siendo creativos en resolver problemas. Lo peor que puede hacer un padre es brindarle, comprarle o darle todo resuelto; la necesidad es un gran incentivo a nuestras capacidades intelectuales. Cuando a los hijos les falta algo y deben ‘buscar’ alternativas de solución o modificaciones en sus planes, estamos preparándolos para adaptarse a un mundo laboral que no siempre se dará como esperábamos.
Además, mostrarles ejemplos de responsabilidad laboral sin perder la perspectiva de la importancia de la familia y su cuidado, brindará elementos al adolescente sobre el cómo se construye una familia y una profesión.
Las conversaciones o experiencias, dentro de lo que se puede, en el ambiente laboral que podría tocarle a futuro también puede ayudarle a los chicos a entender e imaginarse ese mundo profesional que le espera.
Recordemos que no solamente pueden elegir carreras universitarias, también pueden ser oficios o carreras técnicas, terciarias o artesanales, aunque sin perder de vista que el desarrollo profesional es una parte de nuestro desarrollo personal.

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