Uno de los profesionales más destacados de Santa Cruz ingresó esta semana a la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia. Limpias habló de temas relacionados con las áreas que domina
Antes de hacer su ingreso oficial como académico de número de la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia, Víctor Hugo Limpias conversó con Brújula sobre las diversas facetas de su vida profesional que engloba la arquitectura, la historia y la ingeniería. También ofreció su visión como experto urbanista.
Luego de transitar por la arquitectura, ¿cómo se termina involucrando en la historia y en la ingeniería?
Lentamente. Desde niño me interesaba la lectura y el dibujo, de ahí que poco a poco me fui inclinando por la arquitectura. En el caso de la historia, mi biblioteca se fue ampliando con los años y me fueron agradando los temas tecnológicos y científicos. Después de haber publicado varios libros de arquitectura y de historia, me involucré en la ingeniería y me encantó. Así descubrí un ámbito en el que no había casi nada, salvo historia de gestión de la minería y el petróleo en Bolivia. Entonces me di cuenta de que era un ámbito en el que podía aportar, pues no existía una bibliografía.
Actualmente estoy en ello y creo que voy a seguir por lo menos el resto del camino. En este ámbito uno piensa a largo plazo. Ya tengo definido qué es lo que voy a hacer en el plano de la investigación de aquí a 30 años.
¿Qué papel ha jugado Bolivia en la historia de la ciencia y los avances tecnológicos?
La ciencia no nace ahora, son cinco siglos de desarrollo sistemático y nuestro país ha sido parte de los avances tecnológicos y científicos de los últimos años, aunque no parezca. La minería y el desarrollo de la exploración forestal, incluso en el ámbito físico (con el laboratorio de física cósmica en Chacaltaya), indican que Bolivia ha sido parte de este proceso, en el sentido de que la ciencia tiene su ámbito de aplicación en la tecnología. Es por eso que los trabajos científicos en nuestro país no se aplican de manera fría y neutral, sino que tienen que encastrarse en la realidad nacional. Y así, por ejemplo, en Potosí encontramos un avance importante en las técnicas de exploración y manejo de los minerales. La historia de la minería no puede explicarse sin tomar en cuenta lo que ocurrió en Potosí, donde se realizaron trabajos de vanguardia y se desarrollaron nuevas técnicas. Todo eso ocurrió en el periodo colonial y en el republicano.
¿En qué otros ámbitos se pueden mencionar aportes a la ciencia desde acá?
En el de hidrocarburos. No olvidemos que por su condición geológica y natural, al ser un país complejo en esos términos, han surgido problemas novedosos. En ese sentido estamos hablando de una geología de escala internacional. En la construcción también vemos lo mismo, nuestro país participa, aunque sea de una manera pequeña, en el desarrollo tecnológico universal. Es importante que los bolivianos nos demos cuenta de que no estamos al margen del desarrollo tecnológico.
¿Cómo está la formación?
Muy limitada en términos de cantidad, aunque en calidad nos encontramos en un sitial de expectativa. En Bolivia exportamos software, por ejemplo, pero como no hay el apoyo estructural al desarrollo de esta tecnología producimos muy poco. Lo mismo pasa en el ámbito petrolero; sin embargo, aun así varios expertos bolivianos brindan asesoramiento técnico en Ecuador, Perú e incluso en Venezuela.
¿Hay recursos para invertir en la investigación científica?
En algunos ámbitos hay más que en otros. En el desarrollo de nuevas tecnologías de minería e hidrocarburos siempre hubo y actualmente hay. Ahora, es cierto que tenemos muchos centros de investigación en ciencias sociales, pero pocos de ciencias naturales. Existe investigación, pero no hay muchos recursos, algunas universidades cuentan con centros de investigación, pero la mayoría destina su presupuesto al pago de salarios y no necesariamente a la investigación científica. Y eso es algo que tenemos que cambiar, la inversión se centra en el pago de recursos humanos para el trabajo, pero es necesario invertir en insumos, equipos y laboratorios; además, hay que actualizarse, conectarse, viajar, conocer más. En ese sentido estamos todavía débiles, pero creo que hay una conciencia sobre la inversión en la investigación como algo muy redituable. Afuera tenemos talentos y un potencial humano extraordinario que está trabajando y que está ganando premios, haciendo una contribución valiosa. No son muchos, pero necesitan ser reconocidos.
¿Cómo define la arquitectura cruceña?
Si entendemos la arquitectura como un modo particular de utilizar el espacio, de concebir los materiales y de definir formas y establecer contextos, la arquitectura cruceña siempre fue diversa. Lo que pasa es que por sentimentalismo queremos agarrar un modelo único, pero no es así, nunca hubo una arquitectura cruceña, son varias.
¿En este momento existe una arquitectura cruceña con identidad?
Lo que hay en este momento son varias tendencias en las que la arquitectura cruceña se evidencia en su cruceñidad, contextualizada con lo moderno. Hay arquitecturas que son cruceñas y que no son repeticiones elementales de tecnologías de afuera, sino que son adaptaciones conscientes, ya probadas, producto de muchos años de trabajo. Hay un número de arquitectos que siempre han estado buscando la manera de resolver el tema arquitectónico, pero sucede que al ser muy diverso lo cruceño es muy difícil encontrar un único modelo.
¿Cuáles son las tendencias que hoy se pueden reconocer?
Yo reconozco tres corrientes. Una posmoderna, que vincula el pasado con el presente de una manera más evidente; una neomoderna, que está resolviéndose de una manera muy local pero en un marco de vanguardismo, y una arquitectura moderna atada todavía a las tradiciones, pero adaptada ya a la realidad cruceña.
¿Qué elementos son característicos de una arquitectura cruceña contemporánea?
Siempre se ha reconocido a la galería como un elemento local y se lo sigue usando, pero no es el único. No por una galería una arquitectura va a ser cruceña, tiene que haber otros elementos, como el manejo del espacio interior, el énfasis en las áreas sociales, el sentido de patio, pero no el patio cerrado, sino el que genera un espacio. Hay otros elementos como las celosías que impiden el extremo relumbramiento y otros elementos luminosos.
A propósito del conflicto que se suscitó el año pasado por el espacio de arte Manzana 1, ¿considera que en el edificio debe acogerse la actividad cultural o debe ser centro de la actividad política?
Hemos visto que el funcionamiento de la Brigada Parlamentaria en el lugar no tiene sentido. El sitio debe convertirse rápidamente en un espacio cultural, e incluso que albergue actividades de servicios compatibles con las actividades, como cafeterías, no bares, sino servicios de diversos tipos que no sean visibles, porque la idea es transparentar la planta baja para conectarla de manera parcial con la plaza. Entonces, lo político ahí ya no cabe, más bien se debe ampliar el área de exposiciones y espacios culturales. La presencia de la Sociedad de Estudios Geográficos Cruceños, con el museo que implementó, también es importante. Es parte de lo que se quiere.
¿Cómo visualiza el futuro de Santa Cruz de la Sierra en lo urbanístico?
Santa Cruz de la Sierra está logrando acelerar su proceso de densificación, pues el elevado costo de los terrenos está forzando esa situación. Siguiendo la lógica de que las ciudades encuentran su nivel de crecimiento o tamaño óptimo, no lo hacen a partir de las normas o políticas, sino a partir de ciudades como la nuestra, de una realidad propia que las fuerza a encontrar sus propias condiciones.
Santa Cruz va a seguir creciendo, pero tiene que encontrar un mecanismo que facilite la inserción de un nuevo sistema de transporte público, verdaderamente masivo, aunque todavía no podemos pensar en metros o trenes, porque hay muy baja densidad poblacional por metro cuadrado. Pero se necesitan buses más grandes en un sistema integrado eficiente, cómodo, con horarios y confiable.
¿Qué pasará con las poblaciones intermedias aledañas a la capital cruceña?
El vínculo será cada vez más estrecho, definitivamente. Estas comunidades tendrán que ver la forma de convivir con este monstruo sin perder su identidad. Sería terrible que Cotoca, aun siendo la población relativamente grande más próxima a Santa Cruz de la Sierra, no logre mantener su personalidad y se convierta en un barrio más de esta ciudad. Lo mismo con La Guardia, Warnes, Porongo, etc. En determinado momento, los resultados de las elecciones para alcalde de estos municipios van a ser más que todo determinados por los habitantes de los barrios que no se vinculan con ellos. Ahí tendrán un gran problema como consecuencia de una aprobación indiscriminada de urbanizaciones que ellos permitieron que se construyeran. Entonces, la demanda de obras y servicios va a ser con el interés de conectarse con Santa Cruz y no para trabajar por su municipio.
Protagonista
Víctor Hugo Limpias
Arquitecto
Un destacado profesional
Víctor Hugo Limpias Ortiz es licenciado en Arquitectura por la Universidad de Santa Ursula de Río de Janeiro, Brasil (1985); máster en Arquitectura por la University of Texas en Austin, Texas, EEUU (1990) y doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca (2010). Desde 1995 es decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UPSA. Sus trabajos abarcan la arquitectura patrimonial, la historia, el urbanismo y la ingeniería boliviana.
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