Evidentemente hay facultades que se han creado con un criterio político electoral, sin tomar en cuenta los criterios técnicos, académicos ni científicos; inclusive sin presupuesto y sin infraestructura, y eso de alguna manera da cierta justificación para que San Julián pida una facultad, pero esas cosas no se pueden seguir dando.
La universidad debe preocuparse por mejorar el nivel académico. Ahora los pedidos que hagan unidades académicas pueden ser legítimos, pero antes de convertirse en facultades se debe hacer un análisis institucional, académico, pero fundamentalmente económico, porque todos pueden pedir, pero hay que ver si la universidad está en condiciones de hacerlo, porque desde el punto de vista económico está atravesando una crisis.
Hay 250 docentes que están trabajando de favor con expectativas de llegar a ser profesores de planta de esta institución. Otro problema de fondo es la admisión de los nuevos estudiantes y también de docentes. En el caso particular de San Julián, pueden estar en su legítimo derecho, pero nada se puede conseguir por la fuerza y peor desde una entidad donde se hace ciencia y la ciencia es conocimiento que transforma la sociedad. Si bien la petición puede ser legítima, tiene que ser parte de un proceso. Debe haber diálogo y deponer la postura de enfrentamiento, discutir en el cogobierno y necesariamente tienen que presentar un proyecto, un análisis del entorno y una justificación del por- qué quieren ser facultad.
Hay que ver si la universidad está en condiciones de asumir esa carga económica. No está en manos del rector aprobar o rechazar, porque él no vota en el Ilustre Consejo Universitario (ICU). La creación o desaparición de una facultad depende del ICU, previo análisis de una comisión académica y económica que hace una valoración y en función a ello, pasa al ICU para aprobarlo o rechazarlo/REN
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