lunes, 23 de octubre de 2017
Encuentra tu vocación
Allí donde se cruzan tus talentos y las necesidades del mundo, está tu vocación. Es una frase del filósofo, lógico y científico de la antigua Grecia, Aristóteles. No todas las personas encuentran su vocación de la misma forma; hay quienes reconocen desde muy temprana edad cuáles son sus inclinaciones laborales, mientras que a otros les resulta muy difícil encontrarlas. En este caso, un orientador vocacional puede ayudarlos a hallar la suya.
Ellos utilizan herramientas como los test vocacionales; incluso en internet se puede encontrar algunos muy sencillos como: test para la identificación de intereses vocacionales y profesionales o el examen de orientación vocacional. No obstante, no hay que olvidar que estos son solo herramientas que pueden guiar, ya que nadie puede saber qué le satisface a la persona más que ella misma.
La sicopedagoga argentina, Silvia Luján, que estuvo en la UPSA, para dar la conferencia La elección vocacional de los jóvenes: El desafío de aprender a acompañarlos, explica que no es lo mismo vocación que profesión. Estos no son sinónimos, lo primero tiene que ver con el interior, el interés y el gusto de la persona, mientras que lo segundo se refiere a una actividad externa.
Añade que aunque no hay un único secreto para que los chicos descubran su verdadera vocación, porque ninguna situación es igual a otra, es importante que antes de decidirse a estudiar tal o cual carrera, o dedicarse a tal o cual actividad, piensen bien de qué cosas disfrutan más, qué es lo que los atrapa, con qué se entusiasman y con qué ocupación o profesión se sienten realizados.
“De esta forma quizá los jóvenes se equivoquen menos a la hora de elegir una carrera profesional. Si bien de esta forma ellos aprenden del error, pero analizándose bien antes, podrían evitar estudiar algo de lo que luego de uno o dos años en las aulas se dan cuenta que no era lo que querían y tienen que volver a empezar”, resalta.
La sicopedagoga María Fernanda Roca, directora y socia de Rockstar, consultora de Recursos Humanos, manifiesta que la verdadera vocación se encuentra con la combinación de cuatro factores: lo que amas, en lo que eres bueno, lo que el mundo necesita y por lo que te pagan, con ello alcanzas no solo tu vocación, sino también tu pasión y tu visión.
“Lo consigues experimentando cosas nuevas, saliendo de tu zona confort. ¿Cómo se puede lograr eso? Leer e investigar a profundidad temas de interés, consultando no solo internet, sino también a profesionales del área, inscribirse en clases de algo nuevo que te llame la atención, creando oportunidades, ya que la vocación no es estática, estamos en estado beta constante, y esta necesita nutrirse”, remarca la especialista.
Como estudiantes, acota Roca, deben aprovechar las pasantías, los trabajos en las vacaciones, conocer todo lo que puedan en las diferentes áreas profesionales. Es así que uno llega a saber lo que realmente le gustaría hacer y lo que no. Y siempre con la lectura de la mano, eso les da apertura.
Apoyo de los padres
En criterio de Silvia Luján, la opinión y el apoyo de los papás es fundamental, porque los hijos necesitan de la experiencia y de la mirada de sus progenitores, quienes deben ser solo una guía para ellos, y no que traten de imponer su criterio.
“Al final lo que importa no es qué carrera o trabajo elijan nuestros hijos, sino que sean felices con lo que decidan hacer y que sean personas de bien y si, además de eso, estudia una profesión, bienvenido, será mucho mejor”, asegura la sicopedagoga, a tiempo de comparar esta elección con la de una pareja, los padres deben respetar.
A su vez, María Fernanda considera que los padres deben apoyar a sus hijos en sus decisiones y en lo que ellos decidan hacer, escuchándolos, estimulándolos, y, sobre todo, interesándose por los cambios que van viviendo en las diferentes etapas de sus vidas. “Creer en ellos es una buena opción”, argumenta.
La sicopedagoga Nadia Rocabado manifiesta que cuando se esté acercando el momento de la elección, es bueno conversar francamente con el hijo sobre cómo se va afrontar los siguientes próximos años; es decir, hacer un proyecto de vida, en donde indiscutiblemente se tiene que hablar del presupuesto que demanda la formación superior y el presupuesto con el que cuenta la familia. Es en este punto donde muchas vocaciones pueden quedar frustradas.
“Si se aborda adecuadamente, esa situación puede ser diferente. Por ejemplo, un joven de una familia numerosa y de escasos recursos quiere estudiar medicina pero sus padres no pueden costear esa carrera, pero en sí su vocación es la salud, por lo que puede elegir una más corta y menos demandante, como instrumentación quirúrgica o técnico en laboratorio y más adelante cuando este en el ejercicio laboral con sus propios ingresos puede proseguir con medicina”, explica.
¿Sin aptitudes?
Rocabado agrega que otro aspecto que conlleva muchas veces a que los jóvenes tengan dificultad en su elección vocacional es cuando ellos quieren estudiar una carrera para la cual no poseen muchas aptitudes.
Para ello, acota la especialista, es preciso sentarse y analizar el pénsum de la carrera y las calificaciones académicas de los últimos tres años y que el mismo hijo se dé cuenta cuan factible será que progrese en esa profesión y qué es lo que demanda. En caso de insistir, prosigue, deberá previamente prepararse mejor y ello implicará nivelarse en las competencias que le falta, antes de ingresar a esa carrera.
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