La manera que Leonardo Da Vinci tenía de aprender era dejar fluir los sentidos para percibir detalles que en un primer momento podrían escaparse. Dueño de una curiosidad insaciable, prestaba atención a todo aquello que le resultaba diferente, original, digno de ser investigado.
Por su parte, el físico alemán Albert Einstein dejó claro en una misiva a su hijo que el secreto para aprender de forma rápida y eficaz es estudiar con pasión. No tienes que sentarte frente a los libros con la sensación de obligación, hazlo por el placer de saber más cosas, de mermar tu ignorancia. Y Steve Jobs, cofundador de Apple, centró su método en la concienciación. A través de la meditación, Jobs conseguía purificar su mente, alejando los pensamientos negativos para dar cabida a lo nuevo.
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